Esta noche no están encendidas las luces del apartamento de enfrente. La chica del perrito debe estar pasando el fin de semana fuera. No se ha enterado de que ayer por la tarde hubo una manifestación de La Falange debajo de casa, y de que un montón de tíos ondeando banderas de España bajaban por la calle gritando que querían que otro montón de tíos se murieran. Tampoco ha podido disfrutar del “por fin sol en Madrid" mientras su perrito corretea por la Plaza de Paris, ni ha recibido la visita de amigos con los que quedarse en casa charlando hasta altas horas de la madrugada.
Cuando estoy sola en casa la chica del perrito me hace compañía. Me asomo a la ventana en mis intermedios entre ver peliculas pirateadas en la red, bloggear, escribir, escuchar música y dar vueltas por la casa, y ella está ahí enfrente, siempre acompañada de su perrito, tumbada leyendo en el sofá, con la mirada concentrada en su macbook, o charlando animadamente con las visitas. Todo eso puedo ver desde mi ventana,. Y ella también puede verme a mi. Puede ver que salgo al balcón a tomarme el café, que cuando hablo por teléfono suelo asomarme a la ventana y observar la calle, y que las luces de la casa en la que vivo estan encendidas por la noche hasta muy tarde. A veces nos hemos cruzado la mirada un segundo, de ventana a ventana, y después hemos seguido cada una a lo suyo. Lo suyo no sé lo que es. Lo mío, inventarle una vida.
La noche del jueves no volví demasiado tarde a casa. Estuve en la inauguración de la exposición de cuadros de una joven pintora, Ana Fernandez Magarzo, en El Comercial. No me atraen mucho los café-tertulia .Parecen haberse quedado anclados en el tiempo. No conecto del todo con la estética y me resultan más rancios de lo que puedo tolerar. Pero el jueves, el espíritu risueño de la artísta impregnaba la planta de arriba de El comercial, el tono amarillo que me hechizó durante tanto tiempo en el pasado ( sí, todas quisimos alguna vez ser la Maga) estaba en sus cuadros, el grupo de jazz que tocaba se soltó la melena, y una chica con gafas de pega a lo Groucho Marx repartió trozos de una tarta de chocolate muy rica. Así que el ambiente me gustó. Cuando volví a casa, todavía con ganas de abrir el ordenador y navegar un rato, me acerqué instintivamente a la ventana, como para dar un buenas noches simbólico a la inquilina del apartamento de enfrente, pero ella no estaba.
El viernes, con el pretexto de que era el Día del Libro, fui saltando de acto en acto con la sensación de que la ciudad estaba de fiesta, como si hubieran llegado las cruces de Mayo o el día de La Paloma. Un espíritu afín, que diría Ana de las Tejas Verdes, mi amiga Charo, me acompañaba. Viajamos a la Casa Asia y luego a la Casa de América. En la primera nos dejó knockeadas por unos instantes la brillantez de Jaime Gil de Biedma. Menene Gras y Antonio Lucas hablaron de su arrebatadora personalidad, y Luis Muñoz escogió con cuidado algunos de sus poemas en una lectura exquisita. ¿Se pueden decir mejor las cosas? me pregunto. En la segunda, una cola que da la vuelta a la esquina nos hace dudar. ¿Toda esta gente para oir hablar de Borges, de Cortázar, de Camus y de Italo Calvino? Ni que estuviéramos en un concierto de…..( no, no voy a nombrar a ninguno de esos en mi blog, no way). Por suerte somos las últimas en completar el aforo y no nos perdemos el acto. Agustín Fernández Mallo, Benjamín Prado, y dos escritores hasta ese momento desconocidos para mi, Fernando Iwasaki ( brillante) y Juan Gabriel Vasquez ( Sartre le cae muy mal).
La noche termina en Top of the Pops con una fiesta que da mi amigo Hornby, del que un día de éstos tendré que hablar. Música electro-trash, invitados de los que llevan camisas de cuadritos, invitados de los que llevan reloges Casio, chicas clásicas con mechas, chicas de tendencias con camisas de corte romántico, y sobretodo muchas jóvenes queriendo ser Corey Kennedy. También esa noche me retiré temprano para lo que es mi costumbre, y también fui hasta la ventana para desear buenas noches a la chica del perrito, pero las luces de su apartamento seguían apagadas.
La noche termina en Top of the Pops con una fiesta que da mi amigo Hornby, del que un día de éstos tendré que hablar. Música electro-trash, invitados de los que llevan camisas de cuadritos, invitados de los que llevan reloges Casio, chicas clásicas con mechas, chicas de tendencias con camisas de corte romántico, y sobretodo muchas jóvenes queriendo ser Corey Kennedy. También esa noche me retiré temprano para lo que es mi costumbre, y también fui hasta la ventana para desear buenas noches a la chica del perrito, pero las luces de su apartamento seguían apagadas.
La chica del perrito debe estar pasando el fín de semana fuera de casa. La chica del perrito es mi favorita en el barrio. No parece tener un horario fijo o una ocupación que le marque unos tiempos rígidos porque a veces la veo tranquilamente pasando la mañana en casa. Va de una habitación a otra, se conecta a su ordenador o arregla flores en un jarrón. La última vez unas rosas blancas con un corola enorme. Otras mañanas está desaparecida, todos los ventanales abiertos de par en par, y una chica uniformada de color celeste airea y limpia la casa. Por las tardes suele estar tirada en el sofá, con el perrito muy cerca. Si está leyendo un libro, le acaricia mientras este da vueltas sobre si mismo buscando la posición más cómoda junto al regazo de su amita. Si baja a la calle a pasearlo, nunca apaga las luces. Salen los dos del portal, primero ella, con las manos metidas en los bolsillos, flaca y pizpireta, con cola de caballo. Y luego sale él, pequeño y también delgado, siguiendo a la chica, como dos amigos que se entienden bien, ninguno sigue al otro, caminan juntos. La chica del perrito viste informal. Camisetas de algodón, vaqueros pitillo y calzado deportivo. Colores, grises, blanco, beige, negro, azúl marino. Es una de esas bo-bo. Se puede leer en ella que ha credido en el confort, pero le gusta practicar un desaliño muy limpio. Una vez ví que daba una fiesta en su precioso apartamento. Un camarero con uniforme y mandil vino a servir las bebidas. Me gustaría saber a qué se dedica una chica que puede permitirse esa vida y sobretodo un apartamento así en este barrio. Claro, alguno al leer esto podría decir “pues tú vives en el piso de enfrente”. Y sí, le contestaría, pero no es igual. Yo no soy una de esas. Para empezar soy una ocupa. Y además, lo mío es más un rollo mezcla de Bukowski y Holly Golightly, o a veces también, lo que es peor, una descerebrada urbana de la tribu Bradshaw. Y eso, ¿qué es? Una chica moderna? Una chica postmoderna?...No, nada de eso. En realidad, creo que ahora lo sé, lo que yo soy es una chica afterpop. Una chica sola en esta ciudad que mientras escucha a Stephin Merrit mira cautivada la belleza que desprende la vida imaginada de su vecina de enfrente, la chica del perrito.
Referencias interesantes:
1.- La dama del perrito, Anton Chejov. Un nuevo personaje aparece en Yalta donde Dmitrii Dmitrich Gurov pasa unos días. Se la encuentra varias veces al día, coincide con ella en el parque y en jardincillos y siempre pasea sola. Detrás de ella corretea su blanco “lulú”. Enseguida siente curiosidad por ella. No sabe quién es y la llama La dama del perrito.
2.- Ojos Negros, Nikita Mikhalkov. Ese ambiente del cuento de Chejov, aunque no se base específicamente en el mismo, está muy bien recreado en esta película. Aunque si tuviera que hacer una referencia al cine de Mikhalkov la haría a esa belleza que es Quemado por el sol, en la que él mismo, además de dirigir, actúa en uno de los papeles protagonistas.
3.- Luis Muñoz. Poeta nacido en Granada, donde dirigió el Aula de literatura de la Universidad, y afincado en Madrid donde coordina la programación de actos literarios de la Residencia de Estudiantes. Para conocerle bien sería interesante echar un vistazo a su antología Limpiar pescado.
4.- Benjamín Prado. En Cobijo contra la tormenta, escribió uno de los versos que más me ha cautivado “…busco palabras implacables como el viento que mueve la ropa de una estatua”.
5.- Agustín Fernandez Mallo. Es el autor de la trilogía Nocilla Dream, Nocilla Experience y Nocilla Lab. También de Proyecto Nocilla, la película, de una abundante obra poética y del blog El hombre que salió de la tarta. Es uno de los escritores del panorama nacional actual que más me interesan en este momento.
6.- Anne of Greengables. Muy conocida y estimada serie de televisión para algunas niñas entre las un día me encontré basada en la novela homónima de Lucy Maud Montgomery.
7.- Afterpop. Es el título del libro de Eloy Fernández Porta, reciente premio Anagrama de ensayo. Otro de los autores que más me llaman la atención ahora.
7.- Stephin Merrit. Lider de la banda The magnetic fields, autor de entre otros muchos, de esa enciclopedia de educación sentimental que es 69 Love songs. A mi, de esas 69 hay una que me hechiza. Si escribiera aquí el número de veces que habré podido oírla pensaríais que estoy tarada. ( Cosa que por otra parte puede ser cierta). La canción en cuestión es Papa was a rodeo.
8.- Rubén Vega. Es el autor de la fotografía del perro que aparece al comienzo de la entreda. Estuve hace meses en una exposición suya y me dejó maravillada. Dejo el link a su web. Me gustan sobretodo las que están bajo los epígrafes de Travelling y Photographs.
http://www.rubenvega.com/
9.- Bobo, Bohemian bourgeois. Bobos in Paradise: The New Upper Class And How They Got There . David Brooks introduce ese término en su libro publicado en el año 2000 para nombrar y definir a una determinada clase social. El uso que yo hago del término es bastante libre, aunque conectado sin duda al original.
10:- Todo el mundo sabe quie es la Maga, ¿no? Ya sabéis , lo de encontrarse por azar, enterrar un paraguas, Rocamadour, el amarillo, con un dedo toco el borde de tus labios, en fin...Rayuela.